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¿Dónde puedo imprimir un libro en Bogotá?

Imprimir de forma casera es una acción que nos toma dos segundos; el primero para ubicar las teclas CTRL + P en el teclado y el segundo para oprimirlas. En cuestión de otro par de segundos sale de la impresora una hoja con el contenido que nosotros queramos, las veces que sea necesario y en los colores que los cartuchos o tanques de tinta lo permitan. Pero, a la hora de imprimir un libro necesitamos mucho más que una impresora láser casera y varias resmas de papel ecológico. En esta ocasión, le daremos un vistazo a la historia de la imprenta en Colombia y cómo hoy en día se puede imprimir un libro en Bogotá.

¿Cuándo llegó la imprenta a Colombia?

Antonio Nariño fue el primer dueño privado de una imprenta en Colombia. Él mandó a importar algunas partes desde el extranjero y las otras las fabricó en la antigua Bogotá, que para la década de 1790 se llamaba Santafé de Bogotá. La nombró La imprenta patriótica y trajo a la luz 70 ediciones del Papel Periódico de Santafé de Bogotá y la famosa traducción de los Derechos del hombre y ciudadano, entre otras publicaciones de carácter religioso. La traducción y publicación de esta última publicación lo llevaría a juicio y la imprenta le sería expropiada, desde entonces estaría en la Biblioteca Real y pasaría de mano en mano entre dueños privados. Hoy en día, el Instituto Caro y Cuervo rinde homenaje a la imprenta en un museo vivo que inauguró en 1960 en su sede de Yerbabuena, en Chía, Cundinamarca. El instituto creó una réplica que reúne cinco siglos de avance en la industria, donde se puede ver el modelo original de Gutenberg con los avances tecnológicos que trajo la historia. En La imprenta patriótica es una visita recurrente en colegios públicos y privados de Bogotá, pues el concepto de museo vivo, donde los visitantes pueden interactuar con las máquinas, los sellos, las planchas, entre otros, lo complementan con la idea de taller de experimentación y laboratorio pedagógico que, al día de hoy, ha publicado más de 5 millones de ejemplares de libros, revistas, folletos y demás productos editoriales impresos.

Lo anterior es apenas un abrebocas de la impresión en el campo privado. Pero, ¿y en el entorno público? Antes de la independencia, la mejor imprenta en la ciudad era la de los Hermanos Echeverría que fue adquirida por el Gobierno nacional, para luego ser declarada y nombrada desde 1894 como la Imprenta Nacional. Desde entonces, está vinculada a la divulgación de leyes, debates, litigios, querellas y, en resumen, en publicar el movimiento legislativo de la nación con el fin de garantizar la fidelidad jurídica y administrativa, en primer lugar, y la de conservar una memoria del Estado para las generaciones futuras, en segundo lugar. La Imprenta Nacional no ha dejado de funcionar y ha recibido apoyo en cada gobierno con el fin de garantizar su funcionamiento, pues la demanda cada vez era mayor y la capacidad de producción no daba abasto. Ha habido dos cambios importantes en el último siglo que vale la pena rescatar. El primero fue en 1952, cuando se decidió unir en una sola las imprentas del Ministerio de Educación Nacional, de la Contraloría General de la República, la de los Ferrocarriles Nacionales y la de la Universidad Nacional de Colombia. Esto dio la infraestructura necesaria para el volumen de trabajo, pues la imprenta asumió por decreto la publicación del Diario Oficial, documento público que todo país tiene en el que se publican todo tipo de actos de naturaleza pública que, de no estar ahí, no tienen validez. El segundo fue en 1994 con la creación de la Ley 109, que convirtió a la Imprenta Nacional en una empresa comercial del Estado vinculada al Ministerio de Justicia, lo que le garantiza recursos fijos permanentes.

Donde puedo imprimir un libro en Bogotá

¿Dónde puedo imprimir un libro en la ciudad de Bogotá?

Ahora bien, en cuanto a las opciones de impresión de las que suele echar mano la movida editorial independiente, se opta por acudir a zonas típicas de la ciudad donde hay servicios de impresión a bajo costo. Entre las más populares están los barrios Ricaurte, Quesada y la Estrada, ubicados en las localidades de Los Mártires, Teusaquillo y Engativá, respectivamente. El primero reúne una oferta grande de imprentas para todo tipo de producto editorial y es popular por estos servicios desde la década de 1960, al igual la Estrada. Por último, desde hace 15 años el barrio Quesada ha reunido talleres de impresión artesanal por su cercanía al Parkway, uno de los barrios más bohemios y con gran movida cultural de la ciudad. En la zona es común encontrar imprentas de fanzines, revistas independientes y libros artesanales, entre otros.

¿Cuáles son los pasos para imprimir un libro?

Tras este recorrido histórico de las imprentas y el anterior mapa de la ciudad en mente, podemos dar el siguiente paso para responder a la pregunta de esta ocasión. Vale aclarar que el editor del libro, antes de acercarse a una imprenta, debe tener culminado el proceso de edición, ilustración editorial, diagramación, corrección y demás, que le permitirá tener un documento final y, así, escoger la imprenta apropiada que resuelva las necesidades gráficas del libro. Por ejemplo, el editor debe escoger el tipo de policromía que se usará, decidir el número de tintas que necesitan las ilustraciones, fotografías o imágenes que acompañen el texto. Luego, gestionar el ISBN que garantizará que el libro no sea gravado con el Impuesto al Valor Agregado (IVA), al ser un producto cultural. Finalmente, se escogerá el tiraje de la publicación, es decir, el número de ejemplares que mandarán a imprimir según los objetivos de distribución, entre mayor sea el número, bajarán los costes de producción. Para un libro de divulgación masiva lo típico es que  tenga un tiraje entre 1500 y 2000 ejemplares; y para un producto independiente, el número oscila entre los 300 y 500. Sin embargo, si el producto cuenta con cosido a mano, ilustraciones únicas para cada ejemplar y es más un objeto de colección que un título de divulgación masiva, el tiraje podrá disminuir y se consideraría como una pieza de colección.

Volviendo al proceso de producción, una vez se entrega el archivo a la imprenta, se hacen pruebas para corroborar que los archivos entregados correspondan con las medidas del papel, que las imágenes estén en alta definición, que no falten páginas y demás detalles; el área encargada de esta etapa comúnmente recibe el nombre de preprensa. En sus manos recae la última revisión del documento, para lo cual es común producir un ejemplar (conocido como machote, dummie o sencillamente prueba de impresión) al que, con lupa en mano, se le revisará cada detalle a profundidad, pues no hay vuelta atrás cuando se da la orden de imprimir 1500 ejemplares. Una vez aprobado el machote se pasa la impresión final y a su posterior distribución.

Para finalizar, este proceso puede resultar un poco abrumador para el cliente, es por ello por lo que es necesario buscar el apoyo de estos servicios editoriales en sitios que cuenten con experiencia. Su labor será realizar un acompañamiento en el que se expliquen las posibilidades de impresión, los formatos disponibles, los tipos de papel, los materiales para la portada, entre otros aspectos, para así ofrecer opciones que aterricen el imaginario del autor a un producto impreso real y palpable.

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