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Diseño gráfico editorial: Guía para la realización de libros y revistas

En la Universidad, al enfrentarnos a una lectura compleja, evitamos a toda costa aburrirnos estudiando, si esto ocurre, nuestra mente empieza a jugar con la forma de las letras de las fotocopias y luego nos damos cuenta de que hemos pasado varias páginas mirando pero sin leer. Hacemos una pausa y retomamos la lectura. Cuando me pasaba, buscaba información en otros formatos, imágenes, pinturas, diapositivas, fotos, etc.

Lo que fuera con el fin de cambiar la forma de pensar de las letras a las imágenes; fue así como descubrí, sin querer, un libro donde la narración era por imágenes, el discurso era a color, en formas, con escenarios; cuando me di cuenta de que no estaba viendo un catálogo de obras de un artista, busqué en la página legal y vi el subtítulo “libro álbum”.

Esa mini epifanía me hizo caer en cuenta de que por más libros que haya leído, no se me había ocurrido pensar en un discurso gráfico, argumentativo y narrativo, a través de imágenes. Luego de eso, fui a una biblioteca y pregunté con seguridad, como si supiera del tema, dónde estaba el área de libro álbumes, me indicaron con naturalidad el número del pasillo y cuando llegué escogí cinco libros cuyo único diferenciador era su tamaño; había grandes, medianos y pequeños. Cuando los llevé a la mesa encontré narraciones históricas, de fantasía, de arte, incluso, propuestas experimentales de estudiantes de artes plásticas que “reformulaban el libro álbum” al solo poner hojas en blanco y negro y otras solo con un punto en la mitad. Bueno, era de esperarse.

La anterior anécdota es una forma de presentar las posibilidades de creación que ofrece el diseño en el mundo editorial. La parte gráfica pasó de complementar a ser parte vital de la industria editorial, al respecto, tenemos otra entrada de blog en la que hablamos a profundidad del tema, acá la pueden consultar ¿Qué es el diseño editorial y para qué sirve? 

Ahora, hagamos una rápida revisión de la importancia del diseño a través de la historia y de las distintas ramas del conocimiento que ha tocado, particularmente en Colombia.

Si nos remontamos a los verdaderos inicios de la imprenta en Colombia, veremos que la primera publicación de un periódico se hizo el 12 de julio de 1785 con el aviso del terremoto en el país, en la imprenta de Antonio Espinosa de los Monteros y escrito por Manuel del Socorro Rodríguez. A partir de entonces, la historia de la imprenta y del diseño gráfico tuvieron caminos paralelos, pero para saltar a los eventos cruciales en la historia del país, debemos ir casi un siglo adelante con la llegada de Rafael Urdaneta, caricaturista político e intelectual de la época, quien introdujo diseños editoriales locales en su periódico, el Papel Periódico Ilustrado (1881-1888). Antes de Urdaneta, se utilizaban modelos de impresión copiados del extranjero, bastante estáticos y poco editables, que fueron usados por la mayoría de periódicos de la época.

No obstante, vale aclarar que la profesión del diseñador gráfico no se había constituido para la época y los toques de originalidad de cada publicación obedecían a las decisiones del editor e impresor a cargo.

Con la influencia de las vanguardias artísticas del siglo XX, lo estético atravesó todas las ramas del conocimiento: arquitectura, diseño industrial, gráfico, editorial, artes plásticas, literatura, etc. En Colombia, estas influencias llegaron tardíamente, pero tomarían fuerza en las universidades del país, las cuales identificaron que debían formar profesionalmente a una nueva generación de editores y artistas. En las primeras décadas del siglo XX, la Escuela de Bellas Artes ofreció cursos de Arte Comercial y Propaganda, Decoración y Artes Decorativas, Carteles, Dibujo de Letras y Decoración, todas estas opciones de formación obedecían a las tendencias europeas, como la Bauhaus. Ya en los años 40s a 60s se ofrecía el curso de Artes Gráficas en universidades.

Posteriormente, en toda la segunda mitad del siglo XX se consolidó el camino de formación profesional del diseñador gráfico como tal, gracias al conocimiento proveniente desde el extranjero, por personajes que ahora son referentes de la disciplina en Colombia: Sergio Trujillo Magnenat, Dicken Castro, David Consuegra y María Granados.

Retomemos nuestro rumbo, pongamos la lupa en la cadena de valor del libro para entender en qué momento se juntan ambas ramas. El diseño gráfico ya ha demostrado poseer una herramienta de síntesis entre lo gráfico, lo textual y lo social, pues responde a su medio y está en función de unir estos aspectos de forma estética, coherente y armónica en una propuesta visual.

Así mismo, el mundo editorial es el medio por el cual estos diseños se pueden difundir rápidamente y han catapultado, recíprocamente, la unión de un mensaje común. Para entender esta unión más a profundidad, vale la pena invitarlos a que lean los siguientes artículos en los que reflexionamos al respecto.

Ahora, para hablar desde la experiencia, le daremos la voz a Lorena Calderón, diseñadora gráfica jefe de Filomena Edita, quien desde su experiencia nos iluminará acerca de su labor a través de algunas preguntas.

¿Cuál es la diferencia en tu proceso creativo, a la hora de elaborar un concepto gráfico editorial para una revista y para un libro?

En sí, el proceso creativo es el mismo, pero varían los parámetros de diseño. Por ejemplo, si es una revista, habrán diferentes ejemplares que deben tener una continuidad gráfica, a través del diseño o la paleta de colores, y el contenido lo deberá reflejar. Por otro lado, si es un libro que hace parte de una colección, también se ha de procurar una continuidad gráfica; esto puede hacer “más sencilla la labor”, pues también se ajustan los parámetros a la serie, y si es el caso contrario, en que el libro no pertenece a ninguna, se le da un carácter único y original.

¿Cuál ha sido la propuesta gráfica que más has disfrutado hacer?

Todas, la verdad. Siento que cuando hago una propuesta supero a la anterior y me da mucha satisfacción. Por ejemplo, en La Risa de García, fue bastante entretenido hacerla porque la portada, por ejemplo, tiene muchas partes gráficas incluidas (la portada de este libro tiene un fondo verde que asemeja la flora de la región selvática colombiana y contrasta con un título grande en letras doradas) La dirección de arte es mía pero el lettering lo hizo otra persona, Jenn Arregoces, ambas propuestas se integraron con el diseño en la portada y se hicieron bastantes guiños a los contenidos. En el interior, por ejemplo, como no había manera de identificar los capítulos porque no tenían número, escogimos íconos que aludían al tema.

Otra propuesta enriquecedora la hice cuando trabajaba en La silueta. Fue un libro catálogo de una exposición de Emory Douglas y las panteras negras. Al interior del libro, por ejemplo, el contenido se presentaba como los periódicos de la época, lo que nos permitió usar diferentes tipografías, incluso, los folios eran distintos entre sí. Toda la inspiración gráfica surgió de los periódicos de la época pero se adaptó al formato de un libro catálogo.

¿Cuál ha sido la propuesta gráfica más retadora que has tenido que hacer?

Fue para un proyecto para una caja de compensación en Colombia; fue chévere, ya que era un libro que reunía los ganadores de un concurso de cuento, entonces, en el mismo título había libro álbum, cuentos escritos por niños, microrrelatos y, en general, escritos de personas de diferentes edades. Por tanto, la propuesta gráfica debía expresar los distintos intereses de cada tema y, a la vez, ser atractivo tanto para niños como para adultos. El reto se resolvió a través de una propuesta gráfica con ilustraciones y una paleta de colores que unificaba las partes, lo que hizo que se entendiera como un solo libro consolidado. Aquí pueden ver el >resultado del libro.

¿Crees que es posible establecer una guía de elaboración de un concepto gráfico teniendo en cuenta que es un proceso altamente creativo?

Sí lo creo. El proceso creativo es personal y cada diseñador decide cómo aborda el proyecto y cómo lo resuelve. Sin embargo, hay cosas que uno siempre se podría preguntar, para así tener un plan de trabajo que cubra todos los puntos importantes para trabajar en un proyecto. Estos puntos obedecen a las preguntas de ¿Qué? ¿Cómo? ¿Quién? ¿Cuándo? ¿Dónde? y ¿Por qué?

El ¿Qué?, sería definir qué es lo que voy hacer, saber cuál es el encargo, si es un libro o revista, y saber si es digital o impreso. Cada formato tiene formas de trabajar distintas, lo cual me lleva al ¿Cómo?, que sería la parte productiva. Si es un impreso debo saber en qué papel se imprimirá, el tamaño del papel, si va a un color o a dos tintas, etcétera. Luego, surge el ¿Quién? Es decir, saber qué tipo de público consumirá el libro. Por ejemplo, si es para niños, entonces se  ha de usar un tipo de letra llamativa y fácil de leer; en cambio, si es para adultos, es muy importante que el tamaño de la fuente no sea tan pequeño, que se lea rápido y fácil. Además, si es en formato digital, surge otra pregunta, ¿en qué dispositivo se va a leer, un computador, un teléfono, una Kindle? ¿Se usará una maquetación fluida o fija? Cada una requiere un proceso de elaboración distinta que debe estar orientado al formato final. Luego, se llega al ¿Cuándo? Que es determinar las etapas de realización para saber qué hay qué hacer y cuándo, en otras palabras, se establece un cronograma de entregas, que va de la mano con el ¿Dónde? Que es el canal de entrega. Por último, todo lo anterior gira alrededor del ¿Por qué? De dónde salió el encargo, cuál es la razón de que haya surgido el proyecto editorial como tal.

Después de este paso a paso, Lorena termina su reflexión, da una última conclusión sobre el proceso y apunta a que: “todo está enlazado con el contenido. Por ejemplo, cuando inicio un nuevo proyecto me voy a investigar cosas que gráficamente están relacionadas con el tema, para así identificar insights. Independiente del proyecto, siempre debe haber una etapa de investigación, sobre la cual se puedan tener aspectos a tener en cuenta y así concluir con un concepto gráfico que se vaya nutriendo no solo de conceptos, sino también de guiños gráficos”.

Tras este recorrido, es posible tener un amplio panorama sobre el Diseño Gráfico Editorial, que permite ver los campos que toca no solo en la producción de libros, si no también en todo a su alrededor. Así mismo, ya desde la experiencia, Lorena nos ha permitido descubrir los requerimientos que surgen en la práctica y cual  es una posible ruta para que cada diseñador se mueva entre la creación y la metodología y así concretar cada propuesta editorial.

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