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¿Cómo encontrar un editor para mi libro?

Cuando tomamos un libro y vemos la portada, lo abrimos y leemos unas cuantas páginas es normal olvidar que tenemos en nuestras manos un trabajo terminado, un producto final en el que intervinieron muchas personas y al que se le invirtieron cientos de horas de trabajo. Ese libro fue un documento gigante de Word o un cúmulo de hojas escritas a mano (o un poco de ambas); alguna vez todo libro fue un manuscrito el cual tuvo que ser editado antes de ser publicado. Así que hoy, queridos lectores, vamos a contar un poco del proceso de edición y cómo encontrar al editor que contribuya a que esa obra vea la luz.

¿Qué se debe hacer para publicar un libro?

Para empezar, ¿qué edita un editor? En general, y a modo de definición de diccionario, es quien gestiona y administra todo el proceso de publicación; podríamos decir que es un project manager. En primer lugar, interviene en cuestiones de contenido, sugiere cambios y realiza correcciones con el fin de mejorar el estilo de escritura del autor. También coordina de manera eficiente a todos los agentes involucrados en la cadena de edición (correctores, diagramadores, ilustradores) y producción (impresores y distribuidores) de principio a fin; además de administrar la parte legal y contable del proyecto. Finalmente, como tercera actividad, genera estrategias de distribución del producto, planes de mercadeo y comercialización en puntos de venta tradicionales o digitales. El editor, entonces, es quien gesta (como una madre) todo el proceso hasta que llega el momento de que el producto editorial vea la luz (o nazca, como si el editor fuese una partera).

Esto se hace para todo tipo de publicación, sea artículo académico, libro infantil, estudio histórico, informe técnico o novela de ficción. En este orden de ideas, una vez se tiene el manuscrito, la primera tarea del autor es registrar su obra en la Dirección Nacional de Derechos de Autor, con esto se garantiza que no sea susceptible de copia, reproducción o plagio sin consentimiento. El siguiente paso es tener claro qué se quiere lograr con la obra, saber quiénes serán los futuros lectores, por ejemplo, y dependiendo de esto se escogerá un tipo diferente de editor. Veamos esto a detalle.

Un autor podría querer que su  obra sea vendida por una editorial que la distribuya masivamente, donarla a una biblioteca pública o institución cultural, o regalarla a sus conocidos y familiares. Para el primer caso lo usual es buscar una empresa ya posicionada, por lo que se deberá escoger una editorial comercial o independiente, que esté dispuesta a invertir capital y trabajo en el proceso de edición, distribución y venta, con el fin de generar ganancias tanto para el autor como para la editorial. En el segundo caso se puede acudir a fundaciones y a entidades culturales (no gubernamentales o públicas) que estén dispuestas a gestionar una edición institucional; es de destacar que en este tipo de edición el rédito económico es lo de menos. En el tercer y último caso el autor podrá buscar directamente a un editor que le ofrezca servicios editoriales, los cuales serán pagados con los recursos económicos del mismo autor; es decir, el autor es  quien asume el riesgo de invertir el capital. Esto puede parecer un trabajo arduo, pero no se compara al hecho de ya haber logrado producir el manuscrito, es simplemente otra parte del proceso.

Al momento de contactar a editoriales, tanto independientes como de grandes conglomerados, se debe hacer cuando estas tengan abierta la convocatoria de recepción de manuscritos.

¿Cómo conseguir un editor para mi libro?

Al momento de contactar a editoriales, tanto independientes como de grandes conglomerados, se debe hacer cuando estas tengan abierta la convocatoria de recepción de manuscritos. Además, un hecho que se puede pasar por alto es la forma de presentar el proyecto. Esto se hace a través de un correo electrónico que, lejos de ser una simple comunicación, se convierte en la carta de presentación tanto del autor como de la obra; por tanto, debe ser llamativa, coherente y con la información pertinente. Veamos un ejemplo, cuando un artista busca ser elegido para una exposición, presenta su catálogo de obras a un curador, en este caso, se sigue la misma lógica, el escritor debe armar y presentar su portafolio.

Pero, ¿qué se debe incluir en el correo? En primer lugar, contar quién es el autor y su trayectoria como escritor: se debe hablar de su formación académica y empírica, sus intereses artísticos, los premios o menciones ganados y anteriores publicaciones (si es el caso). También se hace una introducción a la obra que genere curiosidad e interés, se puede contar cuáles son los elementos principales del proyecto, cuántos personajes hay, el tipo de narración escogido, dónde ocurre el relato, en qué época y, además, el tipo  de estructura  narrativa (epistolar, tradicional, monólogo interior, etc.).

 

 

Hay que recordar que internamente las  editoriales tienen sus propios procesos de evaluación de manuscritos; por  lo  general se busca tener visible la información del autor y la obra, además de responder brevemente el por qué se debe publicar la obra, qué tipo de alcance se espera, qué público potencial la compraría, entre otras preguntas. Por ello, es necesario tener la capacidad de sintetizar y hacer llamativo el proyecto. Ahora, en el escenario más común el autor enviará unos primeros capítulos de la obra; no es común que los lectores evaluadores admitan un manuscrito completo, a menos que sea de un autor reconocido. Solamente con el visto bueno del editor se recibe el manuscrito completo e inicia su gestión que culminará con la impresión y distribución del producto final.

No todas las editoriales publican el mismo tipo de contenido. Parece obvio, pero no  hay que olvidar que las hay especializadas en literatura infantil, en libros de mejoramiento personal, narrativa de ficción, ensayo académico o divulgativo, poesía, entre muchos otros géneros. Así que, antes de enviar correos a todo el mundo como si fueras el príncipe heredero de Kenia, más te vale hacer una breve investigación para conocer el perfil de las editoriales a las que quieras presentar tu obra. Con todo esto en mente, ya se puede hacer una primera selección de editoriales que posiblemente acepten el proyecto y empezar a contactarlas.

Por lo general, las editoriales tienen un cronograma de trabajo anual, pues la cadena de edición demanda meses de trabajo coordinado entre varios agentes, lo que no deja espacio para iniciar proyectos de manera continua y permanente. Por esto, una editorial puede simplemente ignorar un manuscrito que llega sin ser solicitado o ponerlo en una lista de espera. Para no caer en este error, se puede consultar directamente a la empresa y programar el envío del material en la época pertinente para así obtener una valoración (concepto editorial, informe de lectura o  evaluación) de si la obra se acepta para ser editada o no.

Para este punto vale la pena desmontar el paradigma del “editor seleccionador”, de aquel avispado lector que es quien tiene la última palabra, por obra y gracia divina, de saber el potencial de un manuscrito e intuir si vale la pena o no. Por ejemplo, Gabriel García Márquez envió los primeros capítulos (que en realidad, por  error, terminó enviando los últimos) de Cien años de soledad a varios editores en sudamérica que rechazaron editarla; entre estos, hubo uno colombiano que también se negó y vio desde lejos el éxito rotundo de la primera versión publicada en Buenos Aires en 1967; así que, incluso los editores padecen de falta de visión.

Si tras una ardua búsqueda no se han abierto las puertas de editoriales independientes o comerciales, se puede optar por la autopublicación, lo que implica una serie de retos y riesgos, tanto en la calidad del producto final como en su costo de producción.

¿Cómo puedo publicar mi libro?

Volvamos al tema. Si tras una ardua búsqueda no se han abierto las puertas de editoriales independientes o comerciales, se puede optar por la autopublicación, lo que implica una serie de retos y riesgos, tanto en la calidad del producto final como en su costo de producción. En la  mayoría de casos lo aconsejable será siempre acudir a un  profesional (o equipo  de profesionales) pues, por ejemplo, un editor podrá ver fallas de coherencia en la historia y un corrector de estilo hallará faltas de ortografía, mal uso de signos de puntuación y, en general, detalles a mejorar que el autor pasará por alto si no tiene la experiencia necesaria o simplemente porque está familiarizado con su propia forma de escribir.

Ahora que ya queda claro qué se edita, hablemos del cómo. Anteriormente, se prefería trabajar en físico, por lo que se debían costear los vaivenes de la impresión del material. No obstante, hoy día un autor puede escribir desde Canadá y su editor vivir en Colombia, lo que deja como única opción el envío del material en formato digital (siempre en un formato editable). Es pertinente aclarar que al ya haber un registro de la obra y al establecer un contrato de edición, se  establecen una serie de herramientas legales y jurídicas que garantizarán la confidencialidad del material.  Finalmente, y luego de coordinar los procesos de edición y producción, el editor entregará una versión final del producto editorial al autor en el formato acordado (sea físico o digital), el cual ya cumple con los estándares de calidad que le permitirán ser distribuido o difundido por el canal escogido, sea este librerías, plataformas digitales o catálogos en línea, entre otros.

Como dato final, en Colombia el número de editoriales independientes ha incrementado exponencialmente en los últimos años e igualmente el número de lectores y autores. El sector de las editoriales independientes es bastante amplio y ha surgido la problemática de ya no saber cuántas hay, qué orientación tienen y cómo contactarlas. Por ello, surgió Leo Independiente, un catálogo completo y por categorías, producto del trabajo en común entre el Comité de Editoriales Independientes de la Cámara Colombiana del Libro, apoyado por el Observatorio Colombiano del Instituto Caro y Cuervo, la agencia ISBN, el Instituto Distrital de las Artes (Idartes), Toquica Estudio de diseño y desarrollado por Mákina Editorial. Acá pueden explorarlo.

 

 

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